miércoles, 23 de julio de 2008

La Iglesia Católica y la pandemia del VIH/Sida

La Iglesia Católica ha jugado un papel activo y determinante en la expansión de la pandemia del VIH/Sida por medio de sus intentos de imponer sus doctrinas a políticos y funcionarios públicos en distintos países.

Son bien conocidas las posiciones de la Iglesia Católica con respecto a la sexualidad, que pueden resumirse en dos principios:

1. El matrimonio está fundado en el amor entre dos personas, hombre y mujer y es la base de la sociedad y el mejor ambiente para criar a los hijos.
2. La función de la sexualidad debe ser meramente reproductiva y exclusiva del ámbito matrimonial.

De los anteriores se tienen varias consecuencias:

1. La sexualidad fuera del matrimonio es siempre condenable y debe evitarse (por medio de la abstinencia). Así se espera que toda persona llegue virgen al matrimonio.
2. Todos los métodos anticonceptivos que permitan el sexo son condenados y usualmente se les considera abortivos (incluyendo el llamado coitus interruptus). El único "método" anticonceptivo válido (y aún condenable porque evita la procreacion) es la abstinencia.
3. Los actos homosexuales se consideran "intrínsecamente desordenados" pues se llevan a cabo fuera del matrimonio y nunca (hasta el momento) desembocan en la reproducción. Los homosexuales en tanto seres humanos merecen un trato digno pero deben optar por una vida de celibato.

Por medio de la presión política directa, el chantaje y haciendo uso de grupos afines (los cuales además han tomado en sus manos la labor de limpiar de "rastros" de religión los puntos previos) han frenado campañas de educación y salud sexual tanto en los programas educativos como en los sistemas públicos de salud imponiendo sus propios criterios: la abstinencia y la monogamia; los cuales no están sustentados científicamente.

La Iglesia Católica a través de la presión y el chantaje pretende recuperar la influencia perdida en los púlpitos y justo en eso radica el mayor problema. Se restringe la información sobre salud sexual a la población y las opciones que se les ofrecen no son compartidas por ellos. De ahí que tengamos un aumento en el número de embarazos entre adolescentes y de casos de enfermedades de transmisión sexual.

Más aún, los prejuicios sostenidos por la Iglesia Católica limitaron la eficacia de las primeras campañas contra el VIH/Sida en un momento donde el tiempo era fundamental (y lo sigue siendo).

En el marco de un Estado laico, resulta fundamental no sólo difundir la más amplia información sobre salud sexual sino también crear espacios donde se puedan abordar dichos temas de forma suficientemente profunda.

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